hd1p #070 – De tarjetas hablamos hoy

Te cuento una pequeña anécdota antes de arrancar

El viernes pasado. Estoy tomándome el café. Abro Gmail. Me da un vuelvo el corazón.

Estuve ajustando los correos y me dejé el asunto de un correo que no era en el mail de los tableros (el del viernes). Ya sé que a ti te da igual (probablemente no te acuerdes del asunto y es posible que del correo tampoco), pero a mí no.

Es esa sensación que tienes cuando mandas un correo al jefe de tu jefe y te olvidaste el adjunto. O cuando llamas a tu novia con el nombre de tu ex. Así me tomé el café.

Y después, me doy cuenta de que es imposible de que nadie se haya dado cuenta…

Título original: vamos a hablar de tableros

Título equivocado: pieza adicional en el puzzle (otro día verás por dónde iba ese correo)

Qué bonito es el mundo…el tablero es la pieza que faltaba en el puzzle. Es que hasta me gusta más el título nuevo…

Hasta aquí mi humor de hoy. ¡Y ahora al correo de verdad!


Como sabes Dosplanos tiene ya 4,5 años de vida

Por el camino, más allá de nuestro equipo, hemos trabajado con infinidad de proveedores (estamos en la construcción, mucha subcontratación).

Con algunos proveedores llevamos trabajando desde el origen de Dosplanos. Son la minoría, como es normal, por el crecimiento de la empresa.

Y como es lógico, y más en un sector como la construcción, problemas hemos tenido con la práctica totalidad de los proveedores.

No es que el sector sea “especial” (que lo es), pero todos trabajamos por proyectos (con picos y valles), todos trabajamos con personas (unas mejores y otras menos mejores), y todos nos desplazamos a las obras (a veces se tarda 10 minutos y otras 45).

La combinación de estos elementos hace que sea mucho más fácil tener un problema con el electricista que con la copistería que me imprime planos.

A lo largo de los años hemos tenido algunos retos más que importantes con muchos de los proveedores con los que colaboramos.

De esos problemas que hacen que nuestro cliente nos ponga la cara como un tomate.

Ejemplo sencillo para que nos entendamos. Le decimos a un cliente que va a entrar en su casa la semana que viene. Porque es lo razonable en base a los trabajos pendientes y lo que cada proveedor nos dice.

De un día para otro, el carpintero nos dice que no puede venir (razón: la que sea, con frecuencia es que se ha roto la furgoneta o que se ha muerto su suegra -la tercera suegra, quiero decir-).

Esta noticia nos deja sin margen de maniobra con el cliente (a esas altura de obra). Me puedes decir que utilicemos “colchones” en el planning, pero es que ya lo tenía y el fontanero se lo llevo por delante (el del BMW -email #033-, que va sin frenos ;p).

Si no aparece algún ángel (no nos pasa con frecuencia), acabamos diciéndole al cliente que va a tener la casa una semana más tarde. Y que la mudanza, o la consigue mover o vemos cómo hacer… (esto quiere decir que pinto con sus sofás en casa, tarea “sin riesgo”).

Es el tipo de conversación que a cualquiera le encanta tener.

Y después de tener esa conversación y de que el cliente se haya acordado de toda nuestra familia (“tú me dijiste que el miércoles podía entrar en mi casa”), lo que más le apetece a uno es liquidar con el carpintero y no volver a verle en la vida…y de paso hacer lo mismo con el fonta.

Y ahí es donde la actitud, la comunicación, la flexibilidad importan mucho.

No es lo mismo una entrada fuerte porque he calculado mal e intento evitar el daño al jugador contrario, aunque me lo llevo por delante…que esa entrada con las dos piernas haciendo una tijera que puedo destrozar los ligamentos del rival y que no juegue al fútbol en un año.

No es lo mismo.

Es la diferencia entre la amarilla y la roja.

Y esa es la misma filosofía que intentamos aplicar en la empresa (porque me gusta el fútbol, sino tendríamos otra filosofía).

Si la actitud ha sido positiva, a pesar de los problemas ha ayudado para minimizar el daño…es una cosa. Si le ha importado poco el problema y ni me coge el teléfono (por rocambolesco que parezca, está a la orden del día)…es otra cosa. Una, es amarilla. La otra, es roja

Y otro día que brille más el sol hablamos de todo lo que estamos haciendo para mejorar la relación con los proveedores (selección → asignación de proyectos → evaluación).

Y tú, ¿eres más de amarillas, de rojas, o de dejar jugar?

PD: hablamos de proveedores por tomarnos el café más contentos, pero también nos lo podemos aplicar a ver si siempre aguantamos los 90′

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