Esta historia ya te la conoces
Era marzo 2020 y el covid nos paró a todos un poco la vida.
En función del país/sector/etc, nos la paró un poco, un mucho o un del todo.
A nosotros en la construcción nos la paró un mucho. Primero porque nos pararon las obras durante unas semanas (eso fue “un todo”), pero segundo (y peor), porque el mercado. inmobiliario se paró al 90% y eso hizo que no hubiese casi reformas los siguientes meses.
Unos 6 meses para ser preciso. A partir de octubre volvimos al tajo.
Y en esas semanas en las que sólo podías sacar al perro mientras los niños se subían por las paredes…pues pensabas qué hacer con el tiempo, con la empresa, …esas cosas.
Y con estas cosas lanzamos una idea que teníamos en la cabeza. Ofrecer un servicio de planos y renders a arquitectos e interioristas. A buen precio y a alta velocidad. Basado en un modelo mixto local/remoto (así podíamos trabajar en “2 turnos”).
¿Lo siguiente que hicimos?
Definimos todos los procesos. Identificamos una herramienta para la gestión de la información. Buscamos perfiles locales y en remoto para poder realizar el trabajo. Confirmamos la manera de realizar pagos internacionales. Definimos los materiales que íbamos a entregar. Hicimos varias pruebas para asegurar que todo funcionaba como la seda.
¿Verdad?
Mentira…
Lo que hicimos fue llamar a 50 estudios con los que ya habíamos trabajado o con los que ya nos habíamos reunido. Les hablamos del servicio y les mandamos 1 página con unas capturas de pantalla y una primera versión de precios.
Hasta que vendimos unos planos y unos renders.
Y entonces sí… ”Definimos todos los procesos. Identificamos una herramienta…”.
Y nos dimos cuenta de que el precio era bajo. Y nos dimos cuenta de que teníamos que incorporar unas cláusulas sobre la gestión de cambios. Y nos dimos cuenta de que teníamos que ser más claros a la hora de diferenciar las calidades en los renders…
¿Qué tal salió todo?
Bien y mal. La cosa empezó a funcionar, vendimos unos 5.000€ en los primeros meses (con un margen neto del 30%, es buen negocio). Pero llegamos a octubre, volvieron a arrancar las obras y nos “arrasó” nuestro nuevo proyecto.
No pasa nada. Quizá algún día retomemos. Pero ni estuvimos meses y meses definiendo lo que íbamos a vender ni gastamos miles y miles de euros en cosas que los clientes no querían.
¿Te cuento otra cosa?
Te dije que algún día me gustaría desarrollar una formación para pequeños empresarios.
También te conté alguna vez que la paciencia no es lo mío.
Así que yo ya me he puesto a vender la formación (no mires mi perfil de LinkedIn que me da un poco de vergüenza).
Y como las cosas funcionan así, pues he empezado a trabajar con una empresa logística.
Pero como la gerente lee estos correos, pues no voy a seguir hablando de lo poco que tengo pensado el programa. Que a los clientes hay que generarles confianza.
Ya acabo, ¿no? Salvo que estés en la industria aeronáutica (o similar). Si quieres vender algo nuevo, empieza por venderlo. Y si vendes, pues ya pensamos cómo hacer.
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