Una ración de reclutamiento
A riesgo de que me consideres poco espabilao…
…te voy a contar otra de las cosas que me ha pasado en los 3 primeros años desde que fundé la empresa.
¿Encuentras las diferencias entre los siguientes 3 párrafos?
Tengo al equipo en plantilla. Todo el equipo en proyectos. Firmamos un nuevo contrato. Necesitamos otro jefe de proyecto. Buscamos un jefe de proyecto. Contratamos un jefe de proyecto. Empieza con el proyecto. Nos damos cuenta de que es una mala contratación. Terminamos la relación. Empezamos a buscar a otro jefe de proyecto
Tengo al equipo en plantilla. Todo el equipo en proyectos. Firmamos un nuevo contrato. Necesitamos otro jefe de proyecto. Buscamos un jefe de proyecto. Contratamos un jefe de proyecto. Empieza con el proyecto. Nos damos cuenta de que es una mala contratación. Terminamos la relación. Empezamos a buscar a otro jefe de proyecto
Tengo al equipo en plantilla. Todo el equipo en proyectos. Firmamos un nuevo contrato. Necesitamos otro jefe de proyecto. Buscamos un jefe de proyecto. Contratamos un jefe de proyecto. Empieza con el proyecto. Nos damos cuenta de que es una mala contratación. Terminamos la relación. Empezamos a buscar a otro jefe de proyecto
Avísame si encontraste alguna diferencia porque quizá me falle la “c” del teclado (o la “v”).
Ahora en serio, me ha pasado alguna vez más. Pero por no gastar mucho más mail (ni paciencia del personal), lo dejamos ahí.
Después de ejecutar a la perfección el ciclo anterior, por fin llegué a la conclusión de que un ciclo más adecuado es:
Tengo al equipo en plantilla. Todo el equipo en proyectos. Busco otro jefe de proyecto. Sigo buscando el jefe de proyecto. Sigo buscando el jefe de proyecto. Encuentro un (buen) jefe de proyecto. Jefe de proyecto con poco trabajo. Jefe de proyecto con poco trabajo. Firmamos un nuevo contrato. Ejecuta ese proyecto. Lo ejecuta bien. Ejecuta otro proyecto. Todo el equipo en proyectos. Busco otro jefe de proyecto…
Lo de tener a parte del equipo con poco trabajo “duele”. Es como si alguien estuviese quemando billetes en tu cara.
Pero contratar con prisas (y como consecuencia, con altas probabilidades de hacerlo mal), metiéndote en problemas con ese proyecto, potencialmente arruinando la relación con tu cliente…eso sí que DUELE.
Por cierto, que para intentar resolver este problema, pasamos por un estado intermedio donde contábamos con un equipo mixto interno/externo (algunos jefes de obra “freelance”). Pero otro día te cuento un par de historias de “freelance” que dan más miedo que el tren de la bruja…
Como ves a mí me ha costado bastante entenderlo (y mira que parecía sencillo). ¿Has pasado por ahí?
Mañana más…
Nota: en mi defensa diré que aquellas industrias en las que trabajamos por proyectos son especialmente puñeteras para este tema (y si la empresa es pequeña, pues doble ración de dificultad). Porque hoy tienes proyectos y mañana tienes “crisis”, así que ese miedo a contratar está más que justificado…otro día volvemos a este tema!!!
Nota 2: en contraste, hace años trabajé en TMF (empresa que provee servicios de nóminas, contabilidad, impuestos,…), y el tema era más sencillo: con un buen servicio los clientes no se suelen ir, por lo que vas reclutando conforme incorporas nuevos clientes o tienes alguna baja.
PS: ya sabes, si te cruzas por la calle con alguien que tiene cara de pequeño empresario, recomiéndale esta newsletter
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